In memoriam. Claudia, el Cielo no pudo esperar

“Temprano levantó la muerte el vuelo,

temprano madrugó la madrugada.” ¹

El sábado, 20 de noviembre, amanecimos con la trágica noticia del fallecimiento de Claudia San Román Medina. Los mensajes de apoyo y desconsuelo inundaron los chats, se multiplicaron las llamadas, padres, madres, profesores, antiguos alumnos… Atlantic School se sumía en una profunda consternación. Lágrimas de dolor, lágrimas de impotencia. Sus padres, su hermana Daniela, ¡CLAUDIA! Imposible dejar de pensar en ellos. Imposible encontrar otra respuesta, más que la fe, a un acontecimiento, tan injusto como difícil de entender. Claudia perdió la vida en una oscura noche de Madrid, brutalmente atropellada por alguien que, además, se dio a la fuga.

“Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida,

un empujón brutal te ha derribado.” ² 

Tan solo han pasado dos años de la graduación de Claudia con la “Clase de 2019”. Los recuerdos se levantan y en cierto modo se rebelan. Pero la sonrisa de Claudia los va templando. Quería a su colegio, desde muy pequeña había aprendido a amar, se movía con soltura en el territorio de las emociones, rezumaba su carácter la frescura limpia de la espontaneidad y la transparencia.

Cruzó por primera vez las puertas del colegio con un añito, a punto de cumplir dos. Quería a su colegio, quería a sus compañeras ¡dieciseis años! de convivencia. Quería a sus profesores. Se involucraba en cada proyecto: la clase más solidaria por Navidad, la carrera del Corte Inglés, la gymkana del colegio, la fiesta fin de curso, el cello siempre disponible para apoyar con su grave, pausada y elegante melodía, villancicos y grabaciones.

Los disfraces, las obras de drama, los recreos, las conversaciones de adolescentes, los primeros amores, los ensayos, la Atlantic Week, speaker corner, debates, filosofía, ilusión, sonrisa, esfuerzo… ¡Los exámenes! ¡Las tareas! El Advanced. Las horas de clases del Conservatorio. Las salidas, los amigos. Claudia tuneó un timple que transformó en ukelele…

Claudia había aprendido a amar, y entre sus amores, la Medicina. Luchó, trabajó su proyecto, persiguió sus metas, hizo realidad sus propósitos. “No da problemas”, “buena cabeza, es capaz de estudiar por su cuenta”,  “es muy buena niña”, “muy contenta con su actitud, educada, no protesta”, “buen comienzo, trabaja bien, lucha”, “buen trabajo”, “que descanse dos días”… Claudia, tras superar el 13 en EBAU, conseguía su plaza, en el primer listado, en el Grado en Medicina en la Universidad Complutense de Madrid.

In memoriam! Claudia, el Cielo no pudo esperar.

El lunes, 29 de noviembre, se celebrará a las 19 horas en la Catedral de Santa Ana, en Las Palmas de Gran Canaria, la Misa funeral por su eterno descanso.

¹ y ² Miguel Hernández, Elegía a Ramón Sijé.